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Delfín rosado de río - Parque nacional Yasuní. |
La amazonía
ecuatoriana, constituye uno de los más grandes e importantes pulmones del
planeta, y es también el epicentro del conflicto ambiental más caro de la
historia. Durante 15 años, 30 mil indígenas han estado luchando por una
compensación. Reclaman que cuando Texaco trabajo aquí durante 1972 y 1992 vertió
millones de barriles de petróleo y basura en la selva tropical, en 2001 Chevron
compro Texaco y ahora tendría que pagar 27 mil millones de dólares para limpiar
el lugar.
Varios
expertos, quienes alertan de una pérdida ambiental, han dado aviso de la
afectación a plantas y animales del país por la extracción petrolera. Esta ha
sido detectada luego de la Migración de especies, desaparición o reducción de
poblaciones animales y pérdida de ciertas plantas medicinales y madereras
propias del lugar.
Ecuador es uno de los ocho países amazónicos con mayor superficie destinada a actividades petroleras, con el 21% del total, superado por Perú con el 84% y Colombia con el 40%, según la publicación ‘Amazonía Bajo Presión’, lanzada este año por la Red Amazónica de Información Socio ambiental Georreferenciada. (Raisg)
A esto se sumarían los bloques concesionados después de la XI Ronda Petrolera, en la que salieron a licitación 13 campos, de la que todavía no se conocen los resultados.
En
ese contexto, la Raisg insiste que “en general, se carece de instrumentos de
planificación que consideren e incorporen la conservación y la utilización
sostenible de los recursos naturales”.
De
acuerdo con la Clasificación Internacional Industrial Uniforme (CIIU), las
actividades más contaminantes del país son la fabricación de productos derivados
del petróleo y de metales no ferrosos, la fabricación de cubiertas,
cámaras de caucho y otros productos químicos.
El Ministerio de Ambiente realizó el estudio para conocer los potenciales impactos ambientales y vulnerabilidad relacionada con las sustancias químicas y tratamiento de desechos peligrosos en el sector productivo del Ecuador, donde se establece que en el proceso de perforación y extracción de crudo el impacto en flora y fauna tiene un nivel no significativo.
Sin embargo, para el biólogo Paúl Tufiño, la explotación petrolera es la principal causante de pérdida de animales, plantas y ecosistemas en la Amazonía, especialmente en Napo, Sucumbíos y Orellana.